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NARRATIVA

Texto ganador del Primer Lugar en el más reciente concurso Cartas al Cartero organizado por el Instituto Sonorense de Cultura en Hermosillo, Sonora. La autora lo reproduce en exclusiva para Culturadoor.

Por Cristina Murrieta

Nácori Chico, Sonora
A 3 de Noviembre del 2005

Servicio Postal Mexicano
P R E S E N T E

Muy respetables Señores:

Con el respeto que siempre me ha inspirado quien arriesga su salud y su vida en aras del cumplimiento de su deber al servicio de la Comunidad, me dirijo ante ustedes para saludarles deseándoles que se encuentren ustedes muy bien en unión de toda su apreciable y fina familia, reiterándoles nuestra admiración y agradecimiento y sin más paso a lo siguiente:

A pesar de los avances tecnológicos y de las facilidades que los medios de comunica ción, nos brindan en la actualidad para poder estar en contacto con nuestros seres queridos, para mi familia y para mí en lo personal, es imposible olvidar el sin fin de servicios que recibimos en el trayecto de nuestras vidas por Un Cartero o por quien en ese momento era responsable de la atención al público a través de una pequeña ventanilla de su propia casa en mi pueblo.

Sería imposible mencionar a quienes arriesgaron su vida, en los trayectos a caballo por los riscos y quebradas de la sierra sonorense, como son el Río de Huásabas, la subida de la Cruz del Diablo, el cruce de los arroyos de El Coyote y Bacadéhuachi y volver a subir por la peligrosísima como inolvidable Cuesta del Chivo o la de Tereverachy, protegiendo con su propia vida, aquella carga maravillosa de ilusiones, de esperanzas, de alegrías y, a veces, por qué no: tambien de dolor, de llanto, de tristeza pero que al fin y al cabo eran las cartas esperadas y que a pesar de los días y a veces de los meses, llegaban sin desvío alguno a las manos de quien las esperaba con ansiedad. y que al ver las PALABRAS escritas de puño y letra de los seres queridos, hacían que las emociones y los sentimientos se volcaran como si estuviesen frente a frente.

Aún hoy en día, yo sigo disfrutando emocionada las cartas que mi bisabuelo Francisco López, envió para solicitar la mano de mi abuela materna, la Señorita Paulina Valencia y las que en respuesta recibió aceptando el compromiso con el Señor Francisco López Nóperi…por allá en los años de 1910 y al ver esas hermosas letras manuscritas con elegantes trazos de color café, siento como si en mis manos estuvieran las manos de familiares, que por desgracia no conocí.

También por el valor de los hombres, que a pesar de la amenaza patente por los ataques de apaches o animales de uña que se cruzaban en sus caminos, no dejaban caer por ninguna razón aquellas grandes bolsas color café o verde olivo, y algunas de rayas blancas y azules defendiéndolas incluso a tiro de rifle o revolver, pudieron muchas personas gozar de la certidumbre de tener en sus manos los documentos oficiales en donde se les adjudicaba algún terreno o simplemente cerraban algún trato comercial, de los cuales tambien tengo en mis manos los títulos originales de ciertas tierras nacoreñas que correspondían a mi abuelo Francisco López Nóperi, firmadas por el propio Presidente de la República Porfirio Díaz.

Cómo no agradecerles a quienes les antecedieron en este maravilloso trabajo, el hecho de tener en mis manos la carta con la cual mi abuelo Don Diego Murrieta Valenzuela, solicitó la mano de mi madre, la Señorita Julia Loreto López Valencia, en 1951, para su hijo el joven Manuel de Jesús Murrieta Córdova y la correspondiente respuesta, de mi abuelita Paulina Valencia Viuda de López, aceptando el compromiso y poniendo la fecha de la cena para formalizarlo… ¡Mil gracias por dejar que en estos momentos, las hijas y nietos de la Sra. López Vda. de Murrieta, podamos disfrutar junto con ella de esos maravillosos momentos!

Entre los recuerdos más importantes de mi vida infantil, siempre están las tardes de los miércoles de la última semana del mes, cuando en casa de Erasmo Ruíz y su esposa Coyito Romero, se arremolinaba la gente de mi pueblo, mientras esperaban la llegada del cartero , que era recibido con gritos de júbilo, apretones de manos y siempre con un rico y caliente café de talega, cuya aroma se desparramaba por las casas vecinas, junto con el olor del pan de levadura, que se horneaba ex profeso para esperarlo, y que tranquilamente degustaba, sentado frente a la puerta de la sala, mientras se abanicaba con su sombrero, tratando de calmar un poco del calor y el polvo del camino, en tanto que con una algarabía similar al ruido de un panal de abejas, las señoritas presentes ayudaban a Coyito, para poner en orden las cartas recibidas y entregarlas directamente a quienes se encontraban presentes, apartando las que iban a Mesa de Tres Ríos o a Tecoriname y que en cuanto se hacía el cambio de remuda, se enviaban de inmediato.
Por todo lo anterior, Señores Carteros y personal administrativo del Servicio Postal Mexicano… ¡DIOS los bendiga¡

Y recuerden que jamás su servicio y su trabajo podrá ser sustituido ni por teléfonos, ni por Internet, porque jamás se podrá comparar el momento de VER, no sólo de leer las letras escritas con emociones, con sentimientos, con esfuerzo que sólo puede ser comparado con los mismos sentimientos de quienes terminan depo-sitando las cartas en las manos de quien espera por ellas en el último confín de nuestro Estado, de nuestro País o del Universo entero.

Con un fuerte abrazo, me despido de ustedes deseándoles lo mejor en salud, amor, agradecimiento y bendiciones.

Atentamente
Isabel Crsitina Murrieta López.

Nácori Chico

Contacte a Cristina Murrieta:
sonoryta@hotmail.com