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Por Saúl Cuevas
PHOENIX, ARIZONA.-Tres kilómetros me alejaban del Palacio de Gobierno, arrastraba entre calor, polvo i(sic)cansancio rumbo al oasis donde me esperaban los compañeros. Alcancé a la viejecita, pregunté lo obvio: ¿Madre, acaso estuvo en la marcha? tanto su hija como los nietos portaban camisetas blancas i lucían cansados. Disculpe la molestia: ¿Cuántos años tiene? Ochenta i oxo, respondió… Temprano me sacaron de la cama las notas de Amadeus. “Va a ser un día trascendental”, dije mientras procuraba el diario i el cafecito.
Encendí la tele i vi el Coliseo copado de paisas. ¡A la calle!. Ya en gobernación recordé a los jipiosos que se manifestaron en raquíticas marchas contra la guerra de Vietnam; temí se repitiera las palizas i la brutal manera de actuar de las autoridades, nada; los uniformados aburridos, encima de soberbios cuacos se refrescaban, como todos, con el agua de los millones de botellas obsequiadas por atentos voluntarios. Navegué en un mar de camisetas blancas i banderitas gringas, mujeres, ruferos (roof > techo) de piel tatemada i manos crucificadas, bebés en carritos, cabelleras negras, paleteros i, desde luego, ancianas de ochenta i ocho primaveras, todos adueñados del centro, todo en santa paz. Por veinticuatro horas se enterraron viejas rencillas entre los batos pandilleros del Westside (oeste) i los Cali Boys (californios), entre católicos i protestantes; entre los de Aquí i los de Allá. Y no cesaba el río crecido de raza. Cierto, en el viciado i retrógrada mundillo político de Fénix, manipulan a su antojo los jubilados de las fuerzas armadas, los geriátricos de Sun City, los jerarcas apropiados de lujosos estadios financiados con nuestros impuestos, los empresarios de las constructoras i sus lacayos racistas de Mesa (como el tal Russell Pearce que ha hecho carrera pisoteando a nuestros hermanos indocumentados). ¡Basta! Puedo morir tranquilo. Seis años atrás cayó el PRI; ayer despertó i marchó El Coloso. Aunque tiene voz de rayo se comporta como caballero. Caminé a su lado i de la emoción se me escaparon los lágrimas. Por vez primera no me sentí forastero en Aztlán.
Contacte a Saúl Cuevas: quijotezco@yahoo.com
Por: tomas gonzalez en Sep 5, 2011
Maestro ya tengo 2 escritos pero no sé cómo mandarlos…
tomeiro2@hotmail.com