Nostalgia por La Habana

Son las once de la mañana,
hora diáfana
bajo las frondas
donde uno de estos días esplenderá
el solsticio de verano que se acerca.

Un alud de nostalgias se arracima en el alma
justo al pie del busto de mármol de Martí
que sufre un rayo en la cara,
la huella de un latigazo del tiempo,
una cicatriz,
una cuarteadura que le nace cerca del ojo izquierdo
y llega a morir a un lado de la barba del lado contrario.

Buenos días poeta José,
buenos días máscara del día,
buenos días pedazo de azulcielo que en añicos caes
sobre el embaldosado de la ancha senda
que como una cubierta de una barcaza
lento avanza
hacia donde riela a esta hora la bahía de La Habana.

Buenos días melindre,
buenos días desasosiego de las bancas,
buenos días nicho arqueado de las altas ramas,
a los árboles que al al paso salen
caminando de regreso,
buenos días al niño
que arrastra con pueril fuerza
al padre para quitarle la abulia
con la medicina de un paseo por el parque,
buenos días a la nostalgia
que maquilla las bellas cornisas
en donde parece que el tiempo nunca pasa,
al fierraje de las fachadas
importado allende de otros mares,
buenos días a las ropas blancas
que como ciegas banderas ondean
desde las barandas,
a las camisas y faldas con desdoro lavadas por la molicie,
a los silentes edificios abandondados por posibles derrumbes
y en los cuales nadie invierte nunca nada,
buenos días a techos y remates repujados de gárgolas,
duendes y sirenas,
donde cada vez la bombarda de copiosas lluvias
y la metralla de gigantescos huracanes año tras año los acaba.

Buenos días al ícono del Che Guevara
que con su gorra negra
y la cara limpia
maquilla un poco el rostro estropeado de la ciudad,
buenos días camarada máuser
le digo recordando un verso del poeta Maiakovsky,
buenos días mes de junio de añejas pavesas
todavía latentes en el corazón de La Habana.

ANTONIO LEAL
balamqro@hotmail.com
La Habana, 2 de junio del 2007.
* Del libro en formación La historia de Él.