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La respuesta fue bastante positiva y nos vimos en la necesidad de dedicarle un día adicional a la discusión motivada por Háblame a tu regreso. De hecho los tres días en los que compartimos nuestras vivencias académicas y culturales en Estados Unidos no saciaron el entusiasmo que surgió en nuestra aula…

ENSAYO/ACADEMIA

Portada de la novela analizada. Todas las imágenes del archivo de Culturadoor.com Estudio de Háblame a tu regreso

Por Dr. Édgar Cota-Torres, presentación
y comentarios de Emily Rusk, Isaac Martínez,
Luis Manuel García-Martínez y Migdalia Cabán – Beauchamp,
estudiantes de la clase Estudios de la literatura fronteriza entre México y Estados Unidos, University of Colorado en Colorado Springs

—Exclusiva de Culturadoor.com—

Háblame a tu regreso de Manuel Murrieta Saldívar

Dr. Édgar Cota-Torres
University of Colorado at Colorado Springs

Ha sido una atinada decisión y un verdadero placer el haber incluido el libro titulado Háblame a tu regreso del doctor Manuel Murrieta Saldívar en mi clase de español 441, Studies in U.S. Mexico Border Literature. Las lecturas requeridas incluyeron a escritores fronterizos de la talla de Gabriel Trujjillo Muñoz, Luis Humberto Crosthwaite, Rosina Conde, Luis Alberto Urrea, Juan Villoro, Roberto Castillo Udiarte, entre otros. Desde el inicio de la planeación del curso sabía que iba a incluir a estos escritores, y todo marchó sobre ruedas hasta que decidí incorporar una obra con la cual los estudiantes se pudieran identificar plenamente. Es así, y después de una ardua búsqueda en sitios electrónicos, bibliotecas y de charlas con colegas, que le eché un vistazo a Háblame a tu regreso.

La “prueba de fuego” inició hace unos días cuando iniciamos el análisis literario y temático de esta obra y sí, la respuesta fue bastante positiva y nos vimos en la necesidad de dedicarle un día adicional a la discusión motivada por el texto. De hecho los tres días en los que compartimos nuestras vivencias académicas y culturales en Estados Unidos no saciaron el entusiasmo que surgió en nuestra aula. No obstante, les he brindado la oportunidad de que den rienda suelta a su inspiración ya que en breve redactarán su examen de final de curso. Por lo pronto, y con el consentimiento de mis pupilos, me gustaría compartir algunos de los comentarios que escribieron para satisfacer una de las asignaturas de clase. Sin más preámbulos aquí tienen los trabajos de Emily Rusk, Isaac Martínez, Migdalia Beauchan-Caban y Luis García-Martínez, disfrútenlos.


Honestamente, al principio pensé que este sería otro libro anti-americano, centralizado en lo negativo, pero al contrario, muestra lo que se debe hacer para sobresalir en un mundo (no sólo en los EE.UU.) opresivo lleno exigencias excesivas…

Comentario sobre Háblame a tu regreso

Emily Rusk
Estudiante de University of Colorado at Colorado Springs

Me dio mucho gusto leer este libro porque por un lado me recordó mucho de mi propia estancia en México. Pero a la vez, me mostró los distintos problemas con los que los mexicanos se enfrentan cuando vienen a Estados Unidos. Cuando yo pasé varios meses en México, sentí muchas de las mismas cosas que el libro describe. Estaba muy emocionada de poder vivir en otro país, pero, como el capítulo “Las novedades amainaron” muestra, experimentaba sentimientos de presión. Tuve que representar bien a mi país y refutar los estereotipos. También dudé: ¿cómo iba a sobrevivir en el extranjero? Al igual que yo, el protagonista buscaba “salidas” de una cultura ajena. Necesitaba hablar inglés y discutir con alguien que me entendiera, para poder expresar las diferencias culturales que nunca había experimentado anteriormente. Pero eventualmente empecé a sentirme aceptada y, como el libro describe, empecé a ver rastros de la cultura mexicana en mi comportamiento. Como dice el narrador en la página 64, algo en el ambiente [me] presionaba a [emular] a los mexicanos.

Pero al contrario de lo que experimentó el protagonista, mi aceptación de la cultura mexicana no fue vista como una traición a mi propia cultura. Tampoco tuve que enfrentarme con demasiados prejuicios. Además, no tuve que aceptar un empleo que el resto del país catalogara como servil. Nunca sentí que mis opiniones no contaban por el mero hecho de que era estadounidense. Al contrario, la gente mexicana me hizo sentir especialmente apreciada por el hecho de que yo era una extranjera. Creo que eso es algo que nos falta en los Estados Unidos; aunque mucha gente no muestre prejuicio contra los inmigrantes, tampoco mostramos un aprecio por la diversidad que traen a nuestro país y por eso se da la impresión de que sus opiniones no tienen valor.

A pesar de las diferencias entre mi estancia en el extranjero y la del protagonista, creo que el principio del capítulo “Ronda dentro de ti” tiene importancia para cualquier persona que se enfrenta con prejuicios. Nos recuerda que cuando una persona muestra desdén hacia nosotros, no es una transgresión contra nuestra persona, sino contra nuestro país de origen, el que, desafortunadamente, no se entiende por la gente de afuera. Este libro también le recuerda al lector que para entender las formas de vida que existen en otro país, tenemos que conocerlo. Como el narrador cuenta, cuando conoció a unos estadounidenses, “aprendiste a superar prejuicios arcaicos…” (83).


La literatura chicana y fronteriza que he leído anteriormente, generalmente incluyó temas relacionados a los estereotipos, las dificultades, el lenguaje y la discriminación que sufren los hispanos. Hay una diferencia que separa a este autor de los otros, lo bueno prevalece sobre lo malo, convierte lo negativo en positivo…

Háblame a tu regreso

Isaac Martínez
Estudiante de University of Colorado at Colorado Spring

El libro Háblame a tu regreso, para mí fue una charla entre el autor y yo, aunque en ocasiones esto fue motivado por el lenguaje, la técnica narrativa empleada y la temática. La literatura chicana y fronteriza que he leído anteriormente, generalmente incluyó temas relacionados a los estereotipos, las dificultades, el lenguaje y la discriminación que sufren los hispanos. Hay una diferencia que separa a este autor de los otros, lo bueno prevalece sobre lo malo, convierte lo negativo en positivo. A continuación quiero compartir cómo se lleva acabo esto y también otras observaciones que surgen a raíz de mi lectura de Háblame a tu regreso.

Me impactó mucho que un indocumentado, el cual podría ser un cholo, ¡No te me agüites, bato!” (28), un personaje social al que se le margina constantemente, le diera consejos al narrador, y que lo motivara a asistir a la universidad, para que haga un hombre de sí mismo, ya que el cholo lo hizo, “y le toca a él.” Otro aliento para el narrador fue mi frase favorita, “Es que la suerte no existe m’jito, la suerte se construye (22). Esta frase me la ha dicho mi madre y padre cantidad de veces, y sé que esto es verdad. Como el libro lo especifica, no importa que hables mocho o que seas café, hay personas hispanas que han ganado el premio Nobel, que son millonarios o activistas y que con sus logros han contribuido a derrotar estos estereotipos que destruyen las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Honestamente, al principio pensé que este sería otro libro anti-americano, centralizado en lo negativo, pero al contrario, muestra lo que se debe hacer para sobresalir en un mundo (no sólo en los EE.UU.) opresivo lleno exigencias excesivas.

Otro aspecto que me gustó del libro es que habla sobre la cultura hispana que vive en Estados Unidos. Los mayores le dan consejos al muchacho, el dinero no lo es todo (no ser ambicioso) pero sirve. Además la forma en que se narra la historia capta verdaderamente el habla regional de los hispanos en los Estados Unidos, un poco mochos; esto otorga veracidad, autenticidad y sentimiento regional ya que se siente como si uno estuviera platicando con la tía, o con la abuela.

Lo que no me gustó del libro es que se empeña excesivamente en ponerle obstáculos a este muchacho que quiere estudiar en la universidad, y no sólo viene del lado estadounidense sino de su propia familia. Personalmente, pienso que muchas familias que vienen a este país, lo hacen para superarse, y una de las maneras es que sus hijos se eduquen y saquen adelante a la familia. El que critiquen cuánto cuesta y cuánto les costará es para mí una mentira. El decir que en vez de estudiar uno debería trabajar para mantener a la familia es obsoleto. Volviendo a mi opinión personal, la mayor parte de los hispanos, quieren una educación, y si tienen la oportunidad la toman, principalmente cuando ésta es para sus hijos.

Háblame a tu regreso te lleva a una vida que podría ser la tuya, habla en primera y tercera persona, ya que usa el yo y el tú rampantemente en este libro. Te hace sentir hasta un punto que tú te conviertes en el personaje, y que todas estas cosas te han pasado, te hace pensar ¿Me han pasado estas cosas? Y te hace pensar en la educación y sobre su significado en este mundo anglo-hispano. Lo que significa para tu familia y para tu comunidad.


Hasta el día de hoy, es la lectura con la que he encontrado una identificación más próxima a mi realidad. Mi sentimiento de solidaridad se amplifica al leer la lectura de Manuel Murrieta Saldívar porque uno llega a sentir que la propia conciencia interna es quien está relatando la historia

Comentario sobre Háblame a tu regreso de Manuel Murrieta Saldívar

Luis Manuel García-Martínez
Estudiante de University of Colorado at Colorado Springs

Háblame a tu regreso, hasta el día de hoy, es la lectura con la que he encontrado una identificación más próxima a mi realidad. Mi sentimiento de solidaridad se amplifica al leer la lectura de Manuel Murrieta Saldívar porque uno llega a sentir que la propia conciencia interna es quien está relatando la historia. Esta voz en primera persona, el narrador con esencia avant garde, le permite al autor un lujo ante el lector self-conscious; el de pasar desapercibido. Sin embargo, hay que ser perceptivos a la posibilidad de que—usando la técnica narradora de usurpar la conciencia—el autor arriesga quedar al desnudo y pudiera convertirse en una molestia. Por esta razón, y para evitar distracciones, es imprescindible que el lector simpatice con la mayoría de las experiencias que comparte el autor en esta obra literaria.

En Háblame a tu regreso hay un mensaje emotivo y cargado de esperanza (en especial para los estudiantes) que Murrieta Saldívar nos brinda, “Por favor, con tantas pruebas superadas, barreras derribadas, ¿cómo resignarse así nada más a fracasar en la academia yanqui? No. Pues no y no” (103). Al terminar la lectura, supe que había leído algo fructífero porque invocó en mí el traslado de mi ser hacia una introspección significativa, un auto-análisis de mis dudas—incertidumbres que han venido persiguiéndome y que atormentan a tantos más como yo: ¿Valió la pena el que mis padres hubiesen arriesgado vida y familia para alcanzar otro nivel de prosperidad económica? ¿Hubiésemos sufrido hambre si mi papá no hubiera viajado a los Estados Unidos? ¿Hubiésemos tenido una vida más feliz con menos?

Las respuestas a estas preguntas dependen de realidades forjadas en ambos lados de la frontera. Yo puedo contar las experiencias vividas en los dos lados; he vivido en México y en Estados Unidos y como resultado de esas experiencias he cruzado innumerables fronteras. ¿Y tú?

Los últimos capítulos (12-13) fueron los más emotivos para mí y en los cuales no pude contener las lágrimas. El sentir… las palabras… los pensamientos… Fue como si el autor hubiese leído mi alma, mi desilusión y la esperanza de un día poder volver a mi hogar, a mi gente, y a mi tierra.

Comentarios de la lectura: Háblame a Tu Regreso

Migdalia Cabán – Beauchamp
Estudiante de University of Colorado at Colorado Springs

En mi opinión, los primeros capítulos en este libro son un tanto tediosos, lentos y con demasiado detalles innecesarios y sin mucho significado. Fue como leer la rutina diaria `de lo que creo, muchos experimentamos como estudiantes. Casi toda la lectura es un recordatorio y una repetición de lo que yo como estudiante hispana, he vivido durante mi experiencia en esta universidad. Las discriminaciones, el constante esfuerzo de tratar de sobreponerme a los estereotipos, los obstáculos con el lenguaje, la desesperación de invertir largos días y largas horas en un proyecto o tarea, finalmente perderlo todo con la presión errónea de un simple y maldito botón en el teclado de la computadora. Comenzar cada día con la esperaza de que sobreviviré un día más. Un día a la vez…. hasta poder llegar a mi meta, mi meta de poder graduarme… Día a día…. con un oculto e inconfortable temor de que la universidad me arroje un obstáculo más en el camino u otra nueva situación carente de sentido común.

En parte, leer esta lectura fue como leer un diario. Creo que la experiencia del personaje no es única de alguien que cruza la frontera de México y los Estados Unidos para estudiar en los Estados Unidos, sino que es la experiencia de la mayoría de los estudiantes hispanos que han viajado a este país. Así como el personaje en este libro, he encontrado racismo, buenas y malas personas, rechazo, aceptación, motivación de parte de unos y discriminación de parte de otros, mientras que dentro de mi cabeza escucho las voces de mi abuela y mi madre… “Sigue adelante mija… lo vas a lograr! Ellos no son más grandes, ni mejores. Solo es cuestión de capital”. Es cuestión de conseguir el capital… Ese embudo económico que define el movimiento de las piezas, hacia un posible jaque mate. Estudiando y trabajando, con la esperaza de que dos o tres trabajos a la vez y con muy pocas horas de sueño, nos suplan lo suficiente para poder llegar a la meta.

Los últimos capítulos (12-13) fueron los más emotivos para mí y en los cuales no pude contener las lágrimas. El sentir… las palabras… los pensamientos… Fue como si el autor hubiese leído mi alma, mi desilusión y la esperanza de un día poder volver a mi hogar, a mi gente, y a mi tierra. Más así como muchos inmigrantes que han cruzado la frontera, … después de tantos años fuera de mi patria y alejada de mi cultura y mi gente, hoy me pregunto, si existe todavía un lugar para mí al cual pueda volver. Un lugar que me acoja en su seno como mi hogar, mi patria y mi gente.

Lo que sí me queda claro y lo que me motiva son las mismas palabras que el narrador y mi abuela, la mujer que más ha inspirado he influenciado mi vida pronunciaron “La suerte no existe… la suerte se construye” (22)

Contacte al Dr. Edgar Cota: ecota@uccs.edu

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Nota del editor: Para mayor información y adquirir esta obra, 
ya en su segunda edición visite:
https://www.amazon.com/H%C3%A1blame-regreso-Spanish-Murrieta-Sald%C3%ADvar/dp/1523480912/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1468685485&sr=8-1&keywords=hablame+a+tu+regreso

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