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Todos en la ciudad de Hermosillo vivimos de diferente manera aquel 5 de junio del 2009… también muchos cambiamos nuestra forma de ver a los bebés… a los niños… aún sin ser nuestros…Entonces me salió todo el sentimiento reprimido… lloré como no lo había hecho… lloré por todos los bebés de la guardería… por no entender las razones de la tragedia… lloré por los papás de esos bebés… lloré además por todos mis muertos… por el hombre que desconsolado lloraba la noche anterior… lloré hasta atragantarme… hasta el cansancio… hasta más no poder… 

CRÓNICA-TESTIMONIO

Imágenes: archivo de Culturadoor.com

Por Tomás Hernández

Tomas_hernandezflores@hotmail.com

—Espercial para Culturadoor.com desde Hermosillo, Sonora, México—

 Día de publicación: 4-Junio-2011

I

Aquel viernes 5 de junio había estado bastante inquieto; por la tarde, a las cinco, tenía cita con un cliente especial… una mujer enferma de cáncer… en su fase terminal… que estaba consciente de su situación y buscaba la medicina alternativa no para evitar la muerte… sino con la idea de reducir un dolor en la parte baja de su columna… consciente o resignada… vencida de antemano… en el oncológico le habían dado como máximo un par de meses de vida… un plazo fijo…

Una de las terapias que practico, el reiki, efectivamente ofrece la oportunidad de prepararnos y aceptar la llegada de ese momento difícil… pero una cosa es la retórica del planteamiento y otra la realidad… independientemente de qué tan convencido se esté de algo… por lo menos a mí me incomodaba bastante estar frente a ella y no poder darle una mejor oportunidad… de vida…

Desde la primera sesión entré en un conflicto porque, quizá un tanto inexperto por el caso, mi deseo era realmente devolverle la salud… no únicamente menguar ese dolor en su espalda… sino que recuperara la vida misma… aunque desde antes su situación física, mental y espiritual resultaba evidente… la batalla estaba perdida…

El trabajo, desde la primera sesión, resultó muy bueno… dejé todo a mis manos… a la terapia… a la luz… el amor… a Jesús… Jehová… Mahoma… Buda… al Gran Espíritu… todo salió muy bien… ella recuperó la tranquilidad y me expresó su cambio… estaba preparada para el final… tranquila… serena… pero mi deseo era el mismo… desde el primer día… no lograrlo era un tanto frustrante…

Pasadas las dos de la tarde de aquel día… una columna de humo se levantó en la parte sur de la ciudad y los compañeros en la oficina se colocaban en los ventanales para observarla… recordaban que tiempo atrás se había registrado un enorme incendio en una llantera… por los rumbos del Periférico Sur… me tocó verlo… impresionantes las llamas… además era de tarde-noche…

Instintivamente agarré el celular y llamé a los niños… tardaron en contestar pues habían tomado por asalto el refri y alguno de ellos intencionalmente consumió la ración de otro… todo bien… tareas… uniformes sucios… pleitos por la compu y el control de la tele… cerca las vacaciones largas… nada extraordinario… todo bien…

Luego… trascendieron los primeros datos de lo sucedido… era la guardería ABC… aquella por donde pasaba casi a diario camino al trabajo… por Mecánicos hacia el Periférico Sur… se incendió cuando los bebés se encontraban en la rigurosa siesta diaria… murieron cinco, decían… luego seis… después diez… quince… para mí resultaba difícil de creer lo que estaba sucediendo… veinte… veintidós… veintitrés… no era racional escuchar aquello… el ulular de las ambulancias inundaba la ciudad y pronto todo mundo… materialmente todo mundo… estaba enterado del suceso… pero no de su dimensión…

Terminada la jornada de trabajo me dirigí a la cita… con mi paciente… escuché el último dato… su acompañante lo había captado en algún crucero camino al local… veintinueve bebés muertos… calcinados… un paisaje dantesco… pero en la tierra… rezos y oraciones por los bebés hicimos antes y después de la sesión… la terapia resultó un éxito para ambos… un mes después ella abandonó este plano físico…

II

Como a muchos, la tragedia me impresionó sobremanera… me sentía bastante aturdido… sentía la cabeza pesada y los oídos zumbaban constantemente… seguía pensando en el incendio… en los bebés… en las mamás… los papás… demasiado dolor para todos…

Imaginé a bebés riendo en la escuelita… bebés que esa mañana no querían ir y recibieron una reprimenda… bebés que muy activos tomaron sus diminutas mochilitas para salir rumbo a la guardería… cantando… balbuceando… como cada mañana… como muchos años lo observé personalmente en los filtros…

Sentado a la mesa esperé el noticiero de las ocho… sabiendo que aquello sería impresionante… impactante… y así fue… las imágenes realmente impresionantes… hasta pensé que era otro país… muy lejano…no daba crédito del incendio… un gran caos… gente gritando… corriendo… llanto… dolor… no merecían eso… ninguno de ellos… ni nosotros…

El llamado a los donadores de sangre me hizo reaccionar y entonces conseguí un raite al lugar señalado… el Hospital General del Estado… calles antes de llegar al nosocomio se podía observar el ajetreo… carros amontonados frente al inmueble… mucha gente en la explanada… frente a la entrada principal… junto a urgencias… algunos corrían… otros gritaban… un desconcierto total… un  caos…

Como a muchos, me es bastante desagradable ver gente sufrir… llorar… evito hasta donde resulta posible los funerales, por ejemplo… pero en esa ocasión tomé valor y me enfilé hacia el lugar… me esperarían a escasos metros, pero la advertencia fue apurarme…

Me abrí paso por entre la gente… mucha gente… con un perifoneo un joven pretendía informar a la gente sobre la situación… sobre los bebés internados en el hospital… pero la mayoría estaban irreconocibles… un grupo numeroso pero compacto de personas impedía el acceso al lugar… hice un rodeo y entré… todo era confusión… mientras preguntaba a una enfermera, oculta tras un cristal, la forma de donar sangre, afuera tronaban gritos de dolor… llanto… desesperación… cuestionaban por qué… por qué había pasado eso… por qué a los bebés… a sus bebés… y lo recuerdo muy bien… le preguntaban a Dios… quizá por eso la respuesta no llegó…

La informante dijo que acudiera lo más rápido posible al Hospital del DIF, donde habían instalado un equipo especial para atender la contingencia… en más de una ocasión pedí me repitiera la indicación, pero lo impresionante de aquel momento se apoderó de mí… sentía escalofríos… me comenzaron a sudar las manos… la nuca… la frente… no escuchaba más que los gritos de dolor… un hombre… que se había separado de aquel grupo de personas reunido… un padre… desesperado… se presionaba la cabeza con ambas manos… se agachaba… volvía a gritar… sacudía con fuerza su cabeza… evidentemente no podía creer lo que estaba sucediendo… quienes estaban a su lado intentaban controlarlo pero resultaba imposible… un dolor incontenible… desbordado… destrozado… desconsolado… y pensé en la mamá…

Al DIF… al DIF… insistió la enfermera y entonces también lo repetí para poder librarme de aquella conmoción… avancé entre la gente que se arremolinaba en la sala pero, repentinamente, quedé justo ante el grupo de personas reunidas en el acceso… donde segundos antes lloraba desconsolado un hombre y ahora no se veía… en el centro de ellos, en el piso, se encontraban esparcidos, sobre unos plásticos, las prendas de los bebitos… zapatos… tenis… pantaloncitos… blusas… objetos con los que podrían ser identificados… los reunidos buscaban desesperados algo que pudiera ubicar el paradero de los niños… sus hijos… supongo con el deseo de no encontrar nada…

Desconozco si en ese momento en el hospital había solo bebés fallecidos o también heridos… pero resultaba por demás impactante ver a aquellas personas en busca de señales…

Como pude me alejé del lugar para dirigirme hacia una de las entradas de la Uni, donde me esperaba impaciente el raite… ¿Podemos ir al DIF?… me llevaron con poco agrado… apenas comenté lo que viví en el hospital en tan solo algunos minutos… demasiado pronto llegamos al hospital del DIF… sobre la Reforma… donde también reinaba la confusión… el tráfico era desviado por empleados del nosocomio… pude preguntar sobre el equipo instalado para los donadores de sangre… me informaron de un cambio de último momento… los donadores estaban siendo dirigidos al Materno… de la calle Nogales… porque en este lugar no había capacidad…

Sobreentendido, me llevaron al nuevo lugar sin exigir mayor explicación… pero el sitio señalado estaba completamente obscuro… nada ni nadie… por lo menos para preguntar… de nuevo me trasladaron al Hospital General… donde la escena permanecía igual a la de momentos antes… definitivamente la contingencia rebasó cualquier capacidad de respuesta… de instituciones… de organizaciones… del gobierno… de la población… no había mucho por hacer… de mi parte… solo dejar de causar estorbo y permitir trabajar a quienes pudieran hacerlo… pasaba la media noche… Rezos y oraciones por los bebés hasta que el cansancio me venció… muchos no durmieron…

 

  III

La mañana del sábado desperté tempranito y volví al hospital… los empleados portaban los estragos de la tragedia en sus rostros… y las historias comenzaron a salir… más dolor… demasiado dolor… de médicos, enfermeras, bomberos, anestesistas… cuerpecitos calcinados… irreconocibles… colocados en el piso… decían… quiénes los culpables… quiénes los héroes desconocidos… macabros planes adjudicados a los actores de la política de aquel año electoral… debió quemarse el CERESO y no la guardería, sentenció alguien más…

Quizá un centenar de donadores formamos un larga fila de espera para la rigurosa revisión… muchos jóvenes presentes… como la víspera… para donar sangre… regalando agua… comida… prestando el celular a los familiares de los bebés para que hicieran llamadas… ofreciendo traslado vehicular… mucha solidaridad ante la desgracia… todos sentíamos la necesidad de mermar el sufrimiento del prójimo… de distintas formas lo intentábamos… pero las pérdidas irreparables… eso son… irreparables…

Realicé los trámites del caso y salí para esperar mi turno… caminé hacia la explanada del hospital buscando la sombra de los árboles… me senté en una guarnición mientras un minúsculo grupo de personas acudieron al llamado de un religoso que se aprestaba a realizar una liturgia … hacía bastante calor, a pesar de ser temprano… comenzaban a oficiar una misa en el lugar y el presbítero seguía llamando con insistencia a los dolientes… en ese momento unos soplos de viento levantaron trozos de periódicos esparcidos en las jardineras… una extensa hoja de El Imparcial llegó hasta mis pies… y la tomé… las imágenes de la tragedia saltaban a la vista…

Entonces me salió todo el sentimiento reprimido… lloré como no lo había hecho, quizá desde niño… lloré por cada foto en el periódico… por todos los bebés de la guardería… por no entender las razones de la tragedia… lloré por los papás de esos bebés… lloré porque Elisa Susana, Ricardo Omar y Luis Eduardo también estuvieron en guarderías… lloré además por todos mis muertos… lloré por mi papá… por amigos, por vecinos, por todos los que se han ido… por el hombre que desconsolado lloraba la noche anterior… lloré hasta atragantarme… hasta el cansancio… hasta más no poder… lloré por todos a los que les debía alguna lágrima… por todos ellos… lloré…

IV

Todos en la ciudad vivimos de diferente manera aquel 5 de junio del 2009… también muchos cambiamos nuestra forma de ver a los bebés… a los niños… aún sin ser nuestros… todos nos indignamos por el curso de la investigación… nos indignamos porque el gobernador aseguró seguir durmiendo como bebé a pesar de la tragedia… muchos…pero cada vez menos… participamos en las marchas para exigir justicia… misma que no ha llegado… o no la dejan llegar…

El caso de la guardería ABC corre el riesgo de caer en el olvido… porque hemos estado perdiendo nuestra capacidad de asombro ante la desgracia…de indignación por la parcialidad en la impartición de justicia… por tantas muertes violentas… por el influyentismo y la corrupción… porque las promesas de cambio se quedan para los periodos electorales… porque la celeridad de nuestra justicia se aplica si han sido violentados los derechos de Alejandra Guzmán y sus nalgas… o una estrella de futbol… de una familia potentada o un político de prestigio…

No sé pero este sábado 05 de junio, a DOS años de distancia, me sumo a la marcha para, otra vez, exigir justicia… gritar… que no se olvide la desgracia… que no nos gane la desesperanza… ellos le apuestan al olvido… nosotros a la indignación… al coraje… al valor… al deber ciudadano… al amor… a la libertad… a los bebés fallecidos… y como dicen los del movimiento 05 de junio… PARA QUE NO VUELVA A SUCEDER ALGO IGUAL… ni aquí ni en ningún lugar del país… por lo ocurrido en la Guardería ABC…

NI PERDÓN… NI OLVIDO…

 

CRÓNICA DE LA MARCHA DEL DOMINGO 5 DE JUNIO 2011

Para nadie es novedad que Hermosillo se encuentra ubicado en una región semidesértica, pero parece que cuando nadie se lo espera esa condición nos pasa la factura; este domingo 5 de junio, el calor en la ciudad se presentó con un rostro africanizado: más de 45 °C a la sombra se impusieron de forma despiadada, por lo que se antojaba difícil la concentración ciudadana para demandar justicia por la muerte de 49 bebés en la Guardería ABC, en su segundo año luctuoso.

Y es que cuando el calor arrecia, las calles de la capital sonorense lucen abandonadas… las ondas de calor rebotan en la cinta asfáltica y distorsionan las imágenes… como si las casas… los edificios… los árboles… los pocos autos que transitan y las menos personas que deambulan, se tambalean al son de unas notas de calor que pasan extremadamente lentas… los perros callejeros buscan afanosamente una sombra mientras su lengua de fuera clama por agua… sabemos que las horas pico del calor ocupan el rango de las 13 a 15 horas… pero la naturaleza suele no respetar las reglas y se extiende hacia ambos lados…

Así lució este domingo… y a pesar de todo salimos a la calle…

Con el calor a cuestas,  y aún cuando se convocó a la concentración para las 5:30 de la tarde, desde muchos antes la gente se comenzó a congregar en los alrededores de la antigua Guardería ABC… el sitio que dos años atrás se convirtiera en un monumento a la corrupción… a la insensatez… la impunidad… la negligencia… la  ineptitud… el influyentismo… la voracidad empresarial que busca su ganancia a cualquier precio… y gobernantes que no quieren escuchar a sus gobernados priorizando los compromisos adquiridos con grupos de poder económico y político… 

Niños, jóvenes, hombres, mujeres, adultos… clasemedieros… y de más abajo… vestimenta blanca… globos blancos… banderas rosas y azules… tenis… huaraches… zapatos… zapatillas… y el inclemente sol desde lo alto… de nueva cuenta la solidaridad derrumbó el pronóstico de ausentismo que se auguraba y el Periférico Sur se inundó de ciudadanos para clamar justicia…

En punto de las 6:00 P.M. se inició la marcha… ni una sola nubecita se apiadó del contingente… el intenso calor irritaba los cuerpos y a las almas la sed de justicia, por eso las consignas retumban con mayor fuerza mientras avanzamos hacia el Poniente… de frente al sol.

¡¡ABC NUNCA MÁS…!!

¡¡ABC NUNCA MÁS…!!

¡¡5 DE JUNIO… NI PERDÓN NI OLVIDO!!

¡¡5 DE JUNIO… NI PERDÓN NI OLVIDO!!

La participación se incrementa… el contingente se multiplica y cubre los cuatro carriles de circulación del bulevar Vildósola cuando nos perfilamos rumbo al Norte… a la vera del camino se encuentran ciudadanos pero no como simples espectadores… esperan que la multitud avance para buscar un lugar… un espacio entre los gritos de la gente… en la mirada de indignación… entre los rostros molestos por el sol y la corrupción que mata… y nos arrebata el futuro de México… los conocedores del tema calculan la asistencia de tres mil ciudadanos… cuatro mil… diez mil asistentes… miles de gargantas… que no encuentran su eco…

Dolor. Las banderas ondean y la megamanta soporta los embates del viento caliente… posters con los rostros de nuestros bebés se alzan sonrientes… cuando estaban sonrientes… 24 niños… 25 niñas… NO DEBIÓ MORIR.

Tristeza. A dónde va el amor cuando le arrebatan su destino?

Coraje. Y ellos qué esperan… olvido… perdón… votos…?

Justicia. Se gana… no se mendiga…

Ilegalidad. Ellos…

Renegados. Ilegales. Revoltosos… los que buscan caminos…

Más de 70 bebés presentan severos daños físicos y psicológicos… por si fuera poco no se descarta más pérdidas por las complicaciones de algunos casos… y el IMSS… el pinchi IMSS… hasta cuándo…

Poco más de dos horas caminamos hasta llegar a la Universidad de Sonora… el calor no cedió… como tampoco el reclamo de justicia… la jornada estuvo agotadora… pero la presencia de cientos de ciudadanos nos revitaliza… el contacto da vida… la solidaridad humaniza… nos devuelve la capacidad de asombro ante el dolor ajeno… la indignación… la rabia… el coraje… no queremos más muertes violentas… exigimos paz…  exigimos justicia… aquí… y ahora…


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