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Por Manuel Murrieta Saldívar

Cálido y prendido, Arturo Gálvez nos cuenta su sueño de ser parte de una tradición rica y viva: la del Mago Septién y Oscar “El Rápido” Esquivel, de cuando la radio novela nos mantuvo en sintonía. Ser “un locutorzazo”, esa ha sido su meta; oponerse a ese molde que sólo exige al locutor dar la hora, mandar saludos y decir palabras ofensivas. Arturo Gálvez, llegó a la radio para quedarse, como la buena música, dándole al público calidad y profundidad la—fórmula perfecta.

¿Cómo te inicias en el periodismo radial?
La vocación se trae desde la infancia. Cuando estaba en la primaria, en Zacatecas, copiaba párrafos de libros y periódicos y “apantallaba” a mis compañeros diciéndoles que yo los había escrito. Desde entonces decía que sería periodista.

¿Cómo ingresas a la radio y no a otros medios?
He sido un poquito holgazán para escribir, aunque me encante hacerlo. Mientras más profundizo, siento que no hago lo suficiente y sigo reescribiendo. En 1985, ya en Estados Unidos, el padre de un amigo, director de noticias en una estación, en el estado de Washington, me invitó a visitar la cabina de radio. Descubrí ese mundo que había estado buscando y, desde entonces, no quise hacer otra cosa más que periodismo radiofónico.

¿Fue intuición, hubo algo de querer comunicarte al instante, tenías el don de la palabra hablada?
Realmente no sabía si tenía ese don. Me considero hasta tímido fuera de los micrófonos. Pero hacer una entrevista, sobre todo con personas herméticas, es todo reto. La radio me interesó por venir escuchando a locutores de México que hicieron historia: el Mago Septién, todo un icono; Oscar “El Rápido” Esquivel, de los grandes narradores de béisbol; Miguel Ángel Rodríguez, un locutorzazo, sin duda, o Enrique Ávila Rubí de La T Grande de Monterrey. Me despertó la vocación escuchar las estaciones XEQ, XEW y las radio novelas, que tanta imaginación despertaban, proyectando a actores como Manuel López Ochoaen el papel de “Chucho el Roto”o Mario Fernándezcomo “Porfirio Cadenas”. Eran también los tiempos de “Tres Patines” y Luís Manuel Pelayo, que hacía la voz de “Kalimán”. Ellos le pusieron magia. La radio se convirtió en el medio más popular entre los mexicanos. Por eso me dije que algún día, a como fuera, iba a ingresar a la radio. Tuve otros modelos, además, como Manuel Buendía, periodista honesto, objetivo, imparcialle costo la vidao contemporáneos como Javier Alatorre, de TV Azteca, o José Cárdenas, de Radio Fórmula. Reconocí, al mismo tiempo, que era muy importante el estudio para evitar ser locutor mediocre, de esos que tocan música, dan la hora, mandan saludos y dicen palabras ofensivas.

¿Qué formación académica tienes?
Terminé la escuela primaria en México y, cuando estaba en la secundaria, me vine, con mis padres, de Zacatecas a Estados Unidos. Aquí terminé High School, para luego ingresar al colegio Western Washington College. Hice tres años en la facultad de periodismo. La academia es importante, pero es la práctica lo que hace el oficio. Al auditorio poco le importa tu trayectoria escolar, quiere que seas honesto, confiar en ti. La escuela es lo teórico, pero lo que vale es el trabajo y el mensaje que transmites.

El Secretario General de los Estados Unidos Americanos, El Chileno José Manuel Insulza, es captado por la cámara y micrófonos de Arturo Gálvez minutos después de que aquel recibiera su nombramiento en Washington DC

¿Por qué escogiste las noticias y los programas de debate?
Mi primer día solo, frente a un micrófono, fue el 24 de diciembre de 1989, fecha clave, simbólica. Me llamaron de la estación KPQ 560 AM, el 24 de diciembre, era ayudante en la cabina, para que sustituyera al titular, los fines de semana. Iba a cubrirlo hasta el 1o de enero de 1990, con un programa noticioso, cada hora. Ese fue mi estreno como periodista radiofónico. Alcancé la titularidad en 1992, ya graduado de licenciado en periodismo. Luego pasé a la estación KWWX, asesorándolos para lanzar un programa en español con formato hablado. Aceptaron mis contactos con Cadena Radio Centro, de México. En septiembre de 1993, salimos al aire como cadenas afiliadas. En 1996 alcancé el puesto de director de noticias y fui nombrado corresponsal de la región noroeste de Estados Unidos y de Canadá. No sólo era empleado de KWWX, al mismo tiempo enviaba información a Cadena Radio Centro. Un par de años después, fui contratado, en Miami, por una compañía independiente, pero sólo estuve de febrero a abril de 1998. No me adapté al estilo de vida acelerado, entonces pensé mudarme a ciudades como San Antonio, Alburquerque, Houston y opté por Phoenix.

¿Había oferta de trabajo?

¡No había ninguna oferta para venir a Phoenix! Vine por estar cerca de México, del que soy un fiel enamorado. Imaginaba que cualquier día podía viajar a Nogales, Magdalena, Hermosillo, Obregón, Caborca, Navojoa pero de inmediato ¡me dan empleo en Radio Viva! Era locutor y hacía algo de noticias por las mañana, aunque el formato no se acoplaba. Podía hablar, dando la hora, el nombre de la canción y el intérprete. Duré de abril de 1998 hasta diciembre de 1999, cuando surgió la oportunidad de trabajar en Radio Única.

¿Cómo se da la transición?
Tu imagen, en Phoenix, se asocia más con Radio Única.
Un amigo de Radio Viva me informó que necesitaban un presentadorDe noticias en Radio Única, que acababa de comenzar. Me atendió el entonces director de noticias, Pedro Martínez, a quien no conocía. Me dijo que ya tenían los “demos” y currícula de otros seis solicitantes, que sólo aceptarían a uno más, porque estaban en cierre de solicitudes. Era un viernes. Ahí mismo hice un examen de traducción de tres notas del inglés al español, para grabarlas, con mi voz, en el estudio. Todo fue de prisa, porque había que elegir al presentador que iniciaría el programa el lunes siguiente. Iban a tomar la decisión ese mismo viernes. Martínez me dijo que me esperara y, tras 45 minutos, regresó, con los demos en la mano, y me dijo “Usted se queda. Empieza el próximo lunes.” (Un 20 de diciembre de 1999.) Radio Única ha sido mi mejor etapa en periodismo radial.

¿Has hecho radio en México?
Brevemente, entre 1991 y 1992, durante unas vacaciones. Conocía al dueño de la XEFP, de Zacatecas, uno de los locutores se le había ido y lo sustituí. Mi formación y experiencia han sido en Estados Unidos.

Arturo Gálvez con Armando Guzmán corresponsal de TV Azteca,
coincidiendo en una labor periodística en Washington

¿Cuál es la diferencia?
En Estados Unidos, hay que ser más neutral, porque la audiencia no es sólo mexicana. Debemos dar un toque iberoamericano. Por eso es difícil hacer periodismo aquí, cumplir con las expectativas y necesidades de guatemaltecos, hondureños, colombianos, argentinos, cubanos, además de mexicanos.
Eso en cuanto a aspectos culturales lingüísticos. ¿Y en aspectos ideológicos políticos?
Aquí me siento con más libertad de expresarme y denotar tendencias ideológicas. Sin embargo, hubo un cambio radical después de los atentados del llamado “9/11”. Hay que tener más precaución, no por miedo, sino por seguridad propia. Afortunadamente, nunca he ocultado mis tendencias de izquierda. Hay personas de derecha que me dicen que soy un mediocre, antigobiernista, anticatólico, pero también recibo de ellos reconocimiento a mi trabajo. La mayor parte del público se ha sentido agusto con el mensaje que transmito.

En Radio Única te conviertes en figura. ¿Qué relación sentimental desarrollaste con la ciudad de Phoenix?
En cuestión de semanas, me enamoré de Phoenix, porque descubrí que demográficamente tenía mucho, en cuanto a hispanos. Sin embargo, me di cuenta que seguía dominando un ambiente conservador y que los anglosajones seguían teniendo el control, casi en todo. Me nació un sentimiento por los radioescuchas, la mayoría muy nobles. Me despertaron el compromiso de cumplirles, con su sed de noticias fidedignas y en contexto. Noté que requerían de profundización, de debate. Aquí se estaba acostumbrado a un periodismo muy regionalista, que, todavía hoy, transmite la nota tal y como sucede, sin mayor análisis. Hace falta debate y periodismo de análisis

¿Hay momentos claves en Radio Única?
El público agradecía la información fresca, los noticiarios de cada hora. Hicimos eventos importantes que nadie había organizado, como los debates del 2002, para las elecciones a gobernador de Arizona. Primero fue un foro, en nuestro estudio, yo como moderador, con los precandidatos demócratas, republicanos e independientes. Luego hice un debate, en el Colegio de Phoenix, ya con los candidatos oficiales de todos los partidos. Enlazamos a Phoenix y Tucsón con la idea de que el elector hispano, de todo el estado, conociera las propuestas de campaña. Es uno de mis logros. Siempre soñé con los debates políticos. Quería ser el moderador y dialogar, en vivo, con el triunfador, en este caso Janet Napolitano.

¿Qué sucede con Arturo Gálvez cuando desaparece Radio Única?
Que exista otra estación igual, en Estados Unidos, en formato hablado, ya no va a ocurrir o tardará años. Unos días antes de salir, 30 enero de 2004, los nuevos dueños, Multicultural Radio, me informaron que me quedaba. Les recomendé a Radio Fórmula y decidieron transmitir a partir del 5 febrero del 2004. Me concedieron un programa de opinión, “90 minutos”, de lunes a viernes por la mañana. Tuve plena libertad para analizar, llevar un tópico y compartirlo con el auditorio que opinaba por teléfono. La retroalimentación me marcó más, porque estaba en contacto directo con los radioescuchas desde el que te admira hasta el que dice que no sirves para nada. Duré, del 1o de marzo de 2004, hasta el 20 de mayo de 2005.

¿Cómo entra Radio Fórmula?
Radio Única se fue a la bancarrota y Multicultural Radio compró las 16 estaciones de esa cadena, incluyendo la estación de Phoenix, 740 AM. Multicultural Radio tiene 66 estaciones en todo Estados Unidos. Decidieron mantener el formato en español, por el gran mercado hispano. Les interesó la señal de Radio Fórmula por su formato hablado y por haber un auditorio establecido. Además, la calidad de esa cadena mexicana no se puede dudar, tan sólo por personalidades periodísticas como Joaquín López Dóriga, José Cárdenas, Ciro Gómez Leyva. Es todo un privilegio mantener contacto con ellos, así lo sentí cuando me nombraron corresponsal extranjero. He tenido la oportunidad de cubrir noticias de relevancia internacional como las pláticas de paz en Colombia, la copa América en Perú, las tragedias de los migrantes en la frontera y, más recientemente, el nombramiento del secretario general de la OEA en Washington, D.C. Cubro la información en vivo para Pepe Cárdenas. Por eso recomendé Radio Fórmula, con la que quiero seguir conectado, fungiendo como corresponsal viajero.

¿Cómo te afecta la relación íntima y directa con el público cuando te desconectas?
A veces me siento culpable. Siento que tengo un compromiso que nunca termino de cumplir. El último aliento de vida de un periodista es cumplir con el auditorio que confía en uno.

¿Has pensado alguna vez dejar la radio?
¡No! Afortunadamente nadie me mueve el piso o me dice que renuncie. Si pienso en el retiro, es por decisión personal. Terminó “90 minutos”a finales de mayo 2005 y estoy pensando tener mi propio programa, comprar el tiempo, ya no ser un empleado de la radio. De hecho, ya empecé períodos de prueba, la segunda semana de junio, con un programa titulado “Enfoque con valor”. Será por las mañanas, de 10 a 11:30 AM, de lunes a viernes, en la misma 740 AM. También estoy avanzando con mi primer libro, para lo cual necesito realizar investigaciones en la frontera sur de México, porque el tema es el fenómeno migratorio. Tú sabes, la parte norte ya está muy explorada. Quiero investigar en Chiapas, Tabasco, Guatemala, donde se originan los problemas socioeconómicos que producen la migración. De nada serviría contar todo lo que pasa en la frontera norte, mientras que la parte sur está totalmente olvidada. La obligación de un periodista es educar, haciendo su trabajo de calidad. El público, tarde o temprano, lo asimila. El público se da cuenta de que necesita elevar sus niveles económicos, culturales, educativos. Mi compromiso es doble, por ese público y porque reconozco que el estado de la radio en español es lamentable. Los programas de entretenimiento son nocivos para las nuevas generaciones. Hay que hacer periodismo de alta calidad. Al menos en Phoenix, los medios no contratan buenos elemento seducados, especializados, con títulos académicos porque habría que pagarles buenos salarios. El personal sin preparación que ocupa los puestos, recibe sueldos tres o cuatro veces inferiores. Quienes dirigen o son dueños de los medios de comunicación son, desgraciadamente, los culpables del periodismo tan mediocre que se hace en el Valle del Sol. Incluso yo me incluyo entre ellos, porque no he contado con los medios económicos para hacerlo pero tengo la libertad de hacer lo que juzgo conveniente dentro de mis posibilidades.
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Contacte a Manuel Murrieta: editor@culturadoor.com
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